Historias de la semana: la innovación, los huaicos y la paradoja de la productividad


La semana comenzaba entre el barro de los desgraciados huaicos del norte del Perú, reflexionando sobre el difícil equilibrio entre las políticas de impulso a la innovación y desarrollo digital y la realidad de las infraestructuras más básicas en Latinoamérica.

Recursos públicos escasos: pese al crecimiento, el ratio impuestos/PIB en la región sigue 11,4 puntos por debajo de la OCDE, según un informe elaborado por la propia OCDE, la CEPAL y el BID. Complicado destinarlos a políticas de largo plazo. Por eso hay que aplaudir iniciativas como las de la Alianza del Pacífico alrededor de la innovación, ojalá conducentes a medio plazo a un mercado único digital.


Todo amante de los datos debería conocer Our World in Data. Publicaban esta semana una proyección de población en el planeta que nos lleva a los 11.200 millones de personas al final de este siglo. Esto quiere decir que durante los próximos ochenta años hay que construir viviendas, producir alimentos, suministrar agua potable, crear trabajos y generar energía para 4.000 millones más de humanos. ¿Será posible? Aunque quizás no lleguemos a entonces: la NASA nos cuenta que la superficie de hielo en los polos se ha hundido a mínimos históricos.


En mi tópico favorito de los últimos tiempos, el impacto social y económico de la transformación digital, varias publicaciones de interés. Parece que los abogados tampoco pueden estar tranquilos ante lo que se viene; aunque es probable que tengan más tiempo para reinventarse que los conductores de camiones, profesión en extinción que es la primera generadora de empleo en 29 de los 50 estados de los Estados Unidos.


Jordi Sevilla se hace una interesante pregunta: ¿Cuál es la responsabilidad de una persona electrónica (robot) cuando adopta decisiones autónomas que inciden sobre terceros? Pero más interesante todavía resulta el artículo de Ryan Avent en Medium: The productivity paradox.

Avent se sitúa en un punto intermedio entre los tecnoescépticos y los tecnófilos, pero llega igualmente a la misma conclusión: los salarios se estancan y la factura la pagan los trabajadores con menos capacidades. En sus propias palabras:

Given the structure of our social safety net, automation tends to increase poverty and inequality rather than unemployment.

Y añade un elemento más: la desigualdad y el estancamiento de los salarios no sólo dañan a los trabajadores menos cualificados, sino que dañan al propio crecimiento económico. Gordon y Brynjfolsson en la misma frase.

En este contexto en que la cualificación parece cada vez más decisiva en el futuro de las personas, dos publicaciones sobre Educación. Nos cuenta el BID cinco avances clave en el sistema educativo latinoamericano y el Banco Mundial cinco reformas que han funcionado en el mundo. Pero la realidad en Latinoamérica y Caribe es que seis de cada diez estudiantes de 15 años no saben usar fórmulas matemáticas básicas ni procedimientos o reglas para resolver problemas con números enteros. Quince años: la edad exacta en la que las chicas europeas pierden su interés en ciencias y matemáticas.

Como cierre, el inevitable capítulo para Uber. Los datos duros hablan del desplome del valor de las licencias de taxi en ciudades como Nueva York, Chicago o Sidney.

Sorry, pero los taxistas son el próximo Kodak, el próximo Blockbuster, por mucha resistencia que opongan o por mucho que traten de influir en la regulación. Lo resume muy bien Enrique Dans:

Al taxi como lo conocemos le quedan tres o cuatro años, y en ese plazo las cosas se van a poner feas, muy feas. Pero no porque nadie les tenga manía ni les odie, sino porque los tiempos han cambiado.

La semana que viene, más historias.

[Acreditación de la imagen de cabecera]