¿Es factible una desmonetización a la india en Latinoamérica?
Este tránsito forzado a la bancarización universal descansa,
además de en el decidido liderazgo político, en un sistema de pagos implementado
por la National Payments Corporation of
India denominado UPI
(Unified Payment Interface). UPI, a
su vez, se basa en cuatro pilares: una fuerte interoperabilidad entre entidades
financieras, un POS
low cost basado en celulares
Android a los que se une un lector de huellas dactilares, una app móvil
y un sistema de identificación biométrico.
En este último punto es donde entra en juego la cédula
de identidad biométrica de la India, Aadhaar, ya en posesión de
casi 1.100 millones de indios y que ha
supuesto una inversión por parte de las autoridades del país cercana a
los 900 millones de dólares. La información biométrica registrada en Aadhaar
corresponde a las diez huellas dactilares, los iris y la cara. Entre otras
aplicaciones, Aadhaar se asocia – para 400 millones de personas – a una cuenta
bancaria, permitiendo al Gobierno Indio entregar subsidios a sus ciudadanos por
esta vía sin manejar efectivo. Cifras, sin duda, impresionantes.
Obviamente, la pregunta surge de inmediato: ¿podría
Latinoamérica dar un impulso a sus niveles de bancarización con movimientos
audaces como el indio?
Los niveles de penetración de smartphones, como indica el caso indio, no parecen un problema; en
cualquier caso, las cifras en Latinoamérica son superiores
y la tendencia, imparable.
Por otro lado, países como Chile
o Uruguay
cuentan con extendidas cédulas de identidad biométricas.
Resta entonces la inversión necesaria – pública en el caso
de UPI – para la creación del sistema de pagos y, sobre todo, para el
despliegue de esa red de adquirencia low
cost que otorga viabilidad práctica a la desmonetización. Aunque echándole
un vistazo a otro tipo de cifras, da la sensación de que el retorno de la
inversión sería claro…
No existen datos recientes, pero la CEPAL sitúa el tax gap (diferencia entre los impuestos
efectivamente recaudados y los que se deberían recaudar con la normativa
vigente) en el rango entre
el 20% y el 30% del total recaudable. La cifra total de evasión fiscal,
según la propia CEPAL, se sitúa en el entorno de los 320.000
millones de dólares en la región. Si tomamos como referencia los estudios
de la autoridad tributaria británica, casi un tercio del tax gap se debe a la evasión y la
economía sumergida, en las que la insuficiente fiscalización de transacciones
en efectivo es un factor relevante. Elocuentes datos.
¿Es viable una desmonetización acelerada a la india en Latinoamérica? ¿Se puede
compensar la hipotética inversión pública con una reducción relevante del tax gap? ¿Qué pasa con las aprensiones
sobre la privacidad de los ciudadanos en sus transacciones económicas?
¿Contribuiría la bancarización al desarrollo digital de los países? ¿Y una
mayor efectividad en la recaudación tributaria a la reducción de la inequidad?
Muchas preguntas y difíciles respuestas que, en cualquier
caso, sería interesante tener.
No hay comentarios