Amazon, Whole Foods y el temor a las Frightful Five


El pasado viernes, Amazon anunciaba la adquisición de Whole Foods por 13.400 millones de dólares. Whole Foods está lejos de ser una cadena de alimentación más: calificada como paraíso hipster, trabaja solo con alimentos orgánicos y su CEO, John Mackey, es uno de los impulsores del capitalismo consciente.

La primera reacción de los mercados no deja de ser interesante. Tras el anuncio, la acción de Amazon se disparó al alza y su valor bursátil se incrementó en 15.600 millones de dólares, lo que hace que virtualmente la operación le haya salido gratis.


En apenas un par de días se han escrito ríos de tinta sobre la adquisición. Quizás el más interesante es el de Neil Irwin en el New York Times, en el que habla del rumbo de colisión entre Amazon y Walmart: la una parte de lo virtual y camina hacia lo físico, la otra recorre el camino opuesto, tras la adquisición de compañías como Bonobos. Ambas pretenden vendernos cualquier cosa, en tiendas tradicionales o a través de la web. ¿Qué ocurrirá con la inevitable colisión?

El artículo habla de los mercados winner-takes-all (o, al menos, winner-takes-most) a los que nos lleva lo digital y de las cada vez más decisivas economías de escala. Según un informe del año pasado del Council of Economic Advisors de Barack Obama, en todas las industrias la cuota de mercado de los cincuenta mayores players se ha incrementado significativamente en los últimos quince años.

More and more businesses in the modern economy show positive returns to scale: The biggest companies have a huge advantage over smaller players. That tends to tilt markets toward a handful of players or even a monopoly, rather than an even playing field with countless competitors.

Las grandes compañías que optimicen el manejo de las cadenas logísticas podrán hacer valer esa ventaja de manera progresivamente más pronunciada, optando a vender cualquier cosa en cualquier parte del mundo. ¿Qué pasará cuando, además, la mayor parte de la fabricación pueda ser realizada por robots en la ubicación más conveniente?

Interesante, pero, ¿qué tiene que ver esto con lo público? ¿no es otro movimiento del ámbito corporativo?

Bueno, de entrada, hay quien se pregunta ya si los gigantes tecnológicos son una amenaza política y económica. Si semejante concentración de capital e información no supone o puede suponer en el corto plazo que estas compañías “capturen la economía”. Y, ojo, que el precedente de la aplicación de las normas antimonopolio a Microsoft no está tan lejano. Pero, a día de hoy, ¿debería quedar a criterio de la justicia estadounidense cualquier medida de impacto evidentemente global? ¿debería realmente ponerse algún freno a las compañías que lideran la innovación tecnológica en el planeta?

Recientemente, otro artículo del NYT bautizaba como The Frightful Five a Apple, Google, Microsoft, Facebook y Amazon. La ubicuidad de esta última empieza a ser impresionante.

We are, all of us, in inescapable thrall to one of the handful of American technology companies that now dominate much of the global economy.

Pero no se trata solamente de cuotas de mercado. El fenómeno va también de empleo. Es cierto que Amazon está creando una gran cantidad de empleo neto. Pero, al mismo tiempo, la progresiva robotización de almacenes y tiendas físicas marca el camino hacia un futuro no muy lejano en el que el 6% de la fuerza laboral estadounidense, empleada en el retail, verá peligrar su medio de vida (solo considerando a los cajeros, más de tres millones de personas afectadas).

Podemos verlo como el gran desacoplamiento, la extinción de la clase media o, en palabras de Richard Florida, el futuro de la service class. Pero lo que no podemos hacer es ignorarlo.

Sí, podría parecer que los movimientos corporativos de Amazon deberían despertar el interés de los que diseñan las políticas públicas. Antes de que sea demasiado tarde…