Seis meses después... ultimátum argentino al papel


Hace unos seis meses, bajo el título Acabando con la tiranía del papel, contaba cómo el Gobierno de Argentina, partiendo de la experiencia adquirida durante la etapa de Mauricio Macri en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCABA), estaba iniciando una complicada batalla en búsqueda de la generalización del documento electrónico en la Administración Federal. Cerraba el artículo con la siguiente frase, no exenta de un mensaje crítico hacia aquellos empecinados en la reingeniería de procedimientos ad infinitum:

En fin, una experiencia merecedora de ser tomada como indiscutible referencia, por eficaz y por innovadora. Innovadora por ese foco en el documento, factor clave para terminar con la tiranía del papel. Y, de paso, con la tiranía del proceso.

Apenas medio año después, La Nación publicaba este fin de semana una nota con un titular elocuente: "Ultimátum a los organismos públicos que aún usan papel". El Ministerio de Modernización, al frente del proceso de despapelización, otorgaba un último plazo a un grupo de instituciones que todavía no se unen a los 23 ministerios y media centena de organismos descentralizados que ya emplean la gestión documental electrónica (GDE).

Y es que, pese a los rezagados, los números que acompañan al Plan de Modernización del Estado, poco más de un año después de su aprobación por decreto, son sobresalientes. Más de 1.500 expedientes incorporados a GDE, 12 millones de documentos digitales creados, por encima del millón de trámites gestionados, 85.000 funcionarios públicos usuarios del sistema, dos centenares de trámites disponibles en línea que han sido utilizados por 300.000 ciudadanos y empresas.

Otra particularidad muy relevante del proyecto de modernización argentino es la reutilización de soluciones. Además del GCABA y el Gobierno Federal, hasta siete provincias - algunas tan relevantes como Buenos Aires, Mendoza o Santa Fé - están en proceso de implantación del sistema de gestión documental electrónica, superando las tan lamentables como frecuentes barreras a la cooperación entre diferentes niveles del Estado.

Impulso político al máximo nivel, trabajo integrado entre los equipos legales y tecnológicos, y estrategia enfocada a un objetivo claro - la eliminación del papel, en detrimento en primera instancia de la optimización de procesos o de la puesta de servicios en línea - pero abordado integralmente, son las tres claves de un proceso modernizador sin parangón en Latinoamérica por su velocidad e impacto.

Citaba en el artículo anterior una frase acuñada por algunos de los integrantes del proyecto que lidera el Ministerio de Modernización, tan acertada como poética:

La reforma administrativa es una revolución paradigmática en cualquier gobierno y, como tal, siempre será pasionalmente resistida.

Bien, parece que la resistencia en la Administración Federal Argentina está siendo vencida. Aunque de vez en cuando sea necesario un ultimátum...

[Acreditación de la imagen de cabecera]